martes, agosto 06, 2013

MARABUNTA A LA ORILLA DEL EBRO



Esta primavera tan lluviosa ya adelantábamos que iba a ser tiempo de orugas, mariposas, bichos y hongos. El año venía un tanto retrasado, el calor tardó en venir, pero cuando por fin ha llegado lo ha hecho con ganas, de manera que las hierbas que habían alcanzado un tamaño descomunal, en especial los jaramagos, mostazas y rábanos silvestres de la familia de las crucíferas, ahora se han secado en pocos días, dejando sin alimento a millones de ninfas de la llamada “Chinche gris” (Nysius ericae Schill.), como las de la 1ª foto, que han migrado en masa a zonas colindantes más húmedas y frescas, como parques y jardines, cultivos e incluso pueden buscar refugio en el interior de las casas, con las molestias y alarma social que eso conlleva, tal y como ha sucedido en algunas zonas de las afueras de Logroño y en el Aeropuerto de Agoncillo (La Rioja).

En las fases juveniles de ninfa, estos hemípteros lygéidos todavía no han desarrollado del todo las alas, por lo que no pueden volar y estas migraciones masivas de millones de bichitos de unos 3 mm. de longitud, caminando por el suelo, tienen todo el aspecto de una “marabunta” que lo invade todo a su paso (2ª foto).

A pesar de su espectacularidad, esta plaga es efímera, causa pocos daños y no pican ni muerden, la mayoría mueren en pocos días, al no encontrar alimento apropiado, si bien para evitar las molestias y suciedad que implica el gran número de insectos, éstos pueden ser combatidos con facilidad mediante agua jabonosa y fumigando con cualquier insecticida de uso doméstico contra insectos de jardín que incluya “chinches”.

La única constancia de un caso similar que he podido encontrar, data de mayo-junio de 1982 y 83 cuando, una vez seca la vegetación espontánea, se produjeron migraciones masivas de “Chinche gris” que dañaron cultivos de viña, cítricos y frutales en las provincias de Ciudad Real, Cuenca, Castellón, Valencia, Alicante y Murcia. En California existe una especie muy similar Nysius raphanus que produce los mismos problemas y que, además de los mencionados cultivos, también ha causado daños a fresas.

Pocos días antes y en un lugar muy próximo, se había producido el ataque masivo de otro insecto, en este caso se trataba del lepidóptero geométrido Abraxas pantaria que defolió casi por completo una docena de fresnos (Fraxinus angustifolia) a orillas del río Ebro (en la 3ª foto pueden verse las orugas colgando de hilos de seda bajo las copas dañadas de los árboles), si bien no produce ninguna mortandad, ya que la inmensa mayoría de los árboles vuelven a rebrotar sin problemas.

Se trata de plagas cíclicas, habituales en la Naturaleza, que atacan con intensidad cada 10 ó 20 años, si bien la influencia humana puede producir alteraciones en estos ciclos.

La repentina e intensa llegada del calor también ha producido la caída prematura de las hojas de los chopos (Populus sp.) al sufrir el ataque del hongo Drepanopeziza punctiformis ( = Marssonina brunnea) que produce amarilleamiento y un moteado oscuro característico (4ª foto), sin mayores consecuencias en la mayoría de los casos.

A los seres humanos, en nuestro afán clasificatorio de ordenar todo en departamentos estancos, nos cuesta trabajo adaptarnos a la realidad integral e interconectada de la Naturaleza, debido principalmente a la consideración de intereses económicos.

En la agricultura, debido a que se cultivan masiva y artificialmente plantas domesticadas, los problemas fitosanitarios suelen ser más frecuentes que en los ecosistemas silvestres, y las explotaciones (horrorosa palabra) toleran mal cualquier pequeño daño o mínima distorsión que les suponga algún perjuicio económico.

Por el contrario, en los ecosistemas forestales hay un mayor margen para permitir la existencia de organismos parásitos, patógenos o predadores, los cuales también cumplen su función. A algún forestal, ante la muerte de algún pino, le he escuchado decir “Algo tienen que comer también los picapinos ¿No?” Efectivamente, la madera muerta en pie y sobre suelo del bosque tiene un importante papel, ya que en ella viven, se alimentan o buscan refugio innumerables seres vivos, en su inmensa mayoría animales invertebrados y hongos.

Hay pocos organismos especializados en una sola especie o variedad vegetal, la mayoría de ellos se alimentan o son capaces de “atacar” plantas pertenecientes a una familia o incluso a varias familias (polífagos), y no distinguen si se trata de una especie cultivada o silvestre, por lo que la colaboración entre diversos departamentos administrativos y el trabajo mediante equipos multidisciplinares (químicos, biólogos, veterinarios e ingenieros agrícolas y forestales) resulta fundamental para comprender los problemas en su totalidad, con sus múltiples facetas y aspectos, interconectados de manera más o menos compleja, y así poder ofrecer soluciones eficaces que sean económica y técnicamente viables.

Resuena en el sombrero: ”La Guerra y las Faltas”.- Modelo de Respuesta Polar (Valencia, 2012).

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