miércoles, agosto 28, 2013

EL PROFETA DEL AMOR



En casi todas las fotos, Lloyd Cole sale con una cara melancólica y taciturna que reflejan un espíritu atormentado por un romanticismo exacerbado. Sin embargo, yo siempre le recordaré esbozando aquella media sonrisa que lucía en la portada fotocopiada de aquella cinta que compré en el rastro (foto de arriba).
Corría el año 1984, en plena conmoción de la movida madrileña y al poco de atravesar los oscuros y enmarañados bosques del afterpunk, de repente apareció la cara fresca y serena de este chico inglés, que parecía querer trasladarnos a los luminosos y sobrios paisajes del desierto norteamericano, no exentos de riesgos y peligros, a juzgar por el título de su primer álbum -“Rattlesnakes”-.
Su imagen resultaba un tanto clásica y retro para la época, vestía sencillos nikis o camisas, y en la cabeza lucía un discreto y desaliñado tupecillo 50´s, parecía el sobrino empollón de Elvis, un buen chico que, para pagarse los estudios, se dedicaba a participar en combates de boxeo (por el aspecto de su nariz), mientras en sus ratos libres escribía novelas, poemas y canciones melancólicas.
Unas canciones que resultaron de una gran consistencia, belleza, serenidad y madurez, que, en aquella nuestra temprana edad adolescente, nos prepararon para el cercano advenimiento de unos seres de piel perfecta que nos romperían el corazón, con los que habría que tener bastante paciencia y que llegarían conduciendo el coche que tomarían prestado de sus madres, tal y como narra la dulce nana “2CV”, con la que, paradójicamente, fuimos despertados de nuestra adolescencia, con suma elegancia y suavidad.
Lloyd Cole siempre fue un inglés un tanto atípico, por alguna extraña razón, siempre pensé que era de origen escocés (cuando no es así) y tiene canciones que hablan de cosas tan poco británicas como los incendios forestales o las serpientes de cascabel, y, además, con esa cara entre Elvis Presley, David Lynch y Chris Isaac, por eso no es extraño que acabase mudándose a Nueva York.
Con su grupo, los Commotions, sacaron otros dos álbumes “Easy Pieces” y “Mainstream”, antes de disolverse en 1989, en ellos se aproximaron más a la imagen y el sonido modernos dominantes en aquella época, abandonando ese crudo, fresco y silvestre aire folk, insuflado por cristalinas guitarras "byrdianas" y animado por ritmos "budyhollianos", que cubrían con una tenue pátina de rockanroll clásico americano un sobrio y elegante pop inglés, cargado de poesía y romanticismo. Si bien siguieron haciendo temas impecables como Lost Weekend” o Brand New Friend”, cuyo vídeo, que grabé de la tele en el 85, en el que corrían y volaban frágiles hombres de papel de periódico recortados por afiladas tijeras, no he sido capaz de encontrar ¡Lástima!
Tras una discreta e intermitente carrera en solitario, parece haber regresado por sus fueros, como un terremoto californiano que nos sacude con fuerza cada x años, publicando hace poco un flamante nuevo álbum titulado “Standards” (está claro que lo de este chico no son los títulos impactantes), en el que con su característica visión retrospectiva y con temas tan introspectivos como “Period Piece” nos sigue aleccionando sobre los intrincados misterios del tiempo, el amor y del mundo femenino. Al escuchar “Women´s studies”, me doy cuenta de que su voz es una mezcla perfecta entre Lou Reed y Paul McCartney, si bien la música de esta canción tiene claras y probablemente inconscientes reminiscencias del “Dead Flowers” de los Rolling Stones.
No, realmente, Lloyd Cole no ha inventado nada nuevo, su imagen y su música nos pueden recordar a mucha gente y evocar innumerables sensaciones, pero todas ellas son buenas, bellas, gratas y grandes, porque él es el verdadero “Profeta del Amor”.
 

No hay comentarios: