lunes, marzo 25, 2013

DISCRETAS SETAS PRIMAVERALES




Las setas más conocidas y apreciadas de esta época son los comestibles Hygrophorus marzuolus (1ª foto), propios de los hayedos y pinares de silvestre basófilos, muy difíciles de encontrar ya que sus oscuros sombrerillos apenas asoman entre la hojarasca del suelo. Hasta hace unos pocos años esta seta sólo era buscada, recolectada y consumida por los “seteros” más expertos, pero actualmente la gran divulgación que está teniendo el mundo de las setas, tanto como actividad al aire libre como en la gastronomía, así como el hecho de que es una de las primeras setas comestibles de la temporada (muchos años sale más bien en febrero que en marzo, en cuanto se derrite la nieve) está propiciando que esta sea una de las más buscadas en muchas regiones.

Pero existen otras especies que salen en esta época, como las llamadas “Setas de majada” (Melanoleuca sp.) que suelen salir en zonas de pastos y claros de bosques, también comestibles, si bien las distintas especies descritas son difíciles de identificar. Las que salen en la segunda foto podrían corresponder a M. brevipes, caracterizada por su color blanquecino, ocre-grisáceo y su pie relativamente corto.

Otra seta más discreta y extraña, propia de todo tipo de pinares, es el ascomiceto Helvella leucomelaena (3ª foto), cuya curiosa forma se asemeja a pequeños dedales o cazoletas incrustadas en el suelo.

Enseguida saldrán las Colmenillas, pertenecientes a un no menos complejo y taxonómicamente polémico (*) género –Morchella-. Y más tarde aún saldrán los Lyophyllum decastes y los apreciados y buscadísimos Perretxikos o Sedas (Calocybe gambosa).

Por favor, seamos respetuosos, prudentes y moderados cuando decidamos arrancar a estos valiosos seres vivos de los ecosistemas de los que forman parte, para llevarlos a nuestras cocinas, y si nos limitamos a fotografiarlos y los dejamos en su sitio ¡Mucho mejor!

(*- Los micólogos deberían ponerse de acuerdo en elegir con el máximo consenso que fuese posible una “Autoridad científica” (española o preferiblemente europea) que pusiese orden en el actual galimatías de procedimientos de identificación, nomenclaturas, sinónimos y formas de sancionar los mismos. En caso de que los micólogos no fuesen capaces de llegar a ese deseable consenso, deberían ser las Administraciones Públicas (Ministerio de Sanidad y Ministerio de Agricultura) quienes encargaran a algún grupo de científicos expertos o universidades la constitución de dicho “Consejo Científico Regulador”, al objeto de identificar y denominar los diferentes taxones de una forma “razonablemente correcta”, para ello quizás habría que empezar casi de cero, ya que hay muchas descripciones antiguas claramente deficientes. Hay que tener en cuenta que muchas especies son tóxicas y potencialmente peligrosas. Por lo que es una labor que tendrá que afrontarse, tarde o temprano, por el bien de la micología, de la salud, de la gastronomía y de los aficionados a fotografiar, recolectar y/o comer setas).

Fotos by Mad Hatter.

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