lunes, noviembre 26, 2012

LOS EXTREMOS SE TOCAN XIV: PARIENTES TELEVISIVOS


Una generación como la nuestra, la primera que se ha visto influenciada por la televisión desde su más tierna infancia, no podía pasar por alto la curiosa coincidencia del fallecimiento de dos actores muy distintos, ambos bastante famosos, aunque, curiosamente, ninguno de ellos fue conocido por su verdadero nombre, porque si hace una semana hubiésemos nombrado a Ignacio Fernández Sánchez y a Larry Hagman, casi nadie los hubiese reconocido, nada que ver si hubiésemos dicho que se trata de Tony Leblanc y J.R.

El primero, castizo madrileño de pura cepa, nació en el Museo del Prado, donde su padre trabajaba como conserje, viviendo con la familia en el mismo edificio. Antes de ser actor fue bailarín (“boy” de revista), futbolista (jugó en el Real Club Deportivo de Carabanchel, en 3ª división) y boxeador (llegó a ser campeón de Castilla de los pesos ligeros “amateur”), lo cual le valió para protagonizar uno de sus primeros éxitos cinematográficos, “El Tigre de Chamberí” (dirigida por Pedro Luis Ramírez en 1957), si bien su debut como actor se produjo en 1944, en la compañía de Celia Gamez, y su primer papel en una película fue en “Los Últimos de Filipinas”, dirigida en 1945 por Antonio Román.

Ignacio Fernández Sánchez (Tony Leblanc) falleció a los 90 años de edad, el pasado 24 de noviembre, en su casa de Villaviciosa de Odón (Madrid), a causa de un paro cardíaco, dejando esposa y ocho hijos.

Su magistral carrera de actor cómico durante los años 60 y 70 (recuerdo especialmente aquella secuencia en la que interpretó como nadie el famoso “timo de la estampita”, haciéndose pasar por el tonto del pueblo, en la película “Los Tramposos”, con Antonio Ozores y dirigida en 1959 por Pedro Lazaga); su participación en todos los títulos de la saga “Torrente” de Santiago Segura, a finales de los 90 y principios de los 2000 (en 1993 le fue concedido el “Goya” de honor y en 1998 el “Goya” al mejor actor de reparto); y sobre todo su papel en la serie televisiva “Cuéntame”, haciendo de Servan, un viejo y entrañable quiosquero, consiguieron que todos los españoles lo considerásemos como parte de nuestra familia, como ese tío chuleta y simpático que nos hablaba de las cosas prácticas de la vida, que nos guiñaba el ojo y tan pronto nos regalaba un caramelo como nos daba alguna que otra colleja en ligera y merecida reprimenda por alguna travesura que hubiésemos cometido.

Por su parte, al otro lado del Atlántico, desde el basto y lejano Estado de Texas, J. R. (John Ross Ewing) era todo lo contrario, fue el villano televisivo más ruin y cínico que haya existido jamás, poderoso magnate del petróleo, lucía una permanente sonrisa de reptil, bajo un enorme sombrero tejano y coloridas gafas ovaladas de fina montura metálica que él puso de moda. Fue uno de los protagonistas de “Dallas”, una de las primeras series norteamericanas que tuvo un gran éxito de audiencia en nuestro país, la cual fue emitida durante una etapa especialmente intensa como fueron los años 1979 a 1982. El puñetazo que le dio su hermano Bobby fue impulsado por millones de espectadores en todo el mundo que llevaban años deseando poder atravesar la pantalla del televisor para hacer lo mismo.

Larry Hagman encarnó el papel de una manera tan perfecta que sufrió el estigma del “encasillamiento”, lo cual no ayudó a que solucionase sus problemas con el alcohol y de salud, falleciendo el pasado 23 de noviembre a los 81 años de edad, víctima de un cáncer.

Es curioso como, a pesar de que J.R. caía mal a todo el mundo, todos hemos sentido la muerte del actor, debido a que forma parte de nuestros recuerdos más entrañables de la infancia o de la juventud. En cierta manera, también lo consideramos parte de la familia, como ese tío lejano de América que tenía cara de malo pero mucha pasta en el banco.

Ambos, en definitiva, eran algunos de nuestros más entrañables “parientes televisivos”, por lo que, a pesar del gran eco mediático que ha tenido la noticia, no me he resistido a dedicarles unas líneas a estos actores, haciendo la competencia a los telediarios, sin que sirva de precedente.

El resto de entradas de esta sección: I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII, XIII.

2 comentarios:

Red River dijo...

Bueno, JR caería mal (a mí no), pero el puñetazo siempre se lo debía ahber llevado el lerdo de Bobby. Ese sí que bera un mequetrefe!
;)

Mad Hatter dijo...

Sí, je, je, la verdad es que "Dallas" sin J.R. no hubiese sido lo mismo. Los americanos, con esa visión comercial que tienen, no me explico como no sacaron una serie en la que Ángela Chaning se casase con J.R. (y luego se divorciasen, claro), hubiese sido un exitazo.
Un abrazo R.R.