jueves, septiembre 29, 2011

DULCE REVOLUCIÓN



Richard J. Roberts es un premio Nobel de medicina que fue entrevistado en “La Contra” de “La Vanguardia” el día 27 de julio de 2007. El título del artículo fue “El fármaco que cura del todo no es rentable”, y en él explicaba cómo la industria farmacéutica pervierte a los propios investigadores de tal modo que si no convierten un medicamento que cura en otro que cronifica la enfermedad no les pagan la investigación. También acusaba a los gobiernos europeos y americano de estar vendidos a esta industria, la cual financia sus campañas políticas. Sin duda, son acusaciones muy graves vertidas por un premio Nobel que, inexplicablemente, han pasado desapercibidas ¿Por qué?

Existe una evidente confabulación entre las administraciones y las grandes empresas para dominar el mundo de la enfermedad, la salud y la alimentación. Provocar enfermedades, en vez de prevenirlas, es muy rentable. Se cierra un círculo de negocio: primero se provocan las enfermedades (con semillas transgénicas, insecticidas, herbicidas, aspartamos transgénicos, azúcares refinados, leches homogeneizadas, etc.) para que después tenga negocio la industria farmacéutica. Así que, por un lado te enferman y por el otro te cronifican la enfermedad. Quieren que continuemos muchos años vivos pero enfermos, para seguir consumiendo y generando pingües beneficios.

Esta adicción a los productos artificiales controlados por grandes empresas comienza desde el momento en que nacemos. Hace unas pocas décadas era una práctica habitual que matronas y pediatras cortasen el frenillo lingual de los bebés recién nacidos. Se trata de una intervención muy sencilla que no tiene ningún tipo de riesgo ni complicación y que aporta numerosas ventajas al niño y al futuro adulto, una de ellas es que se facilita la lactancia materna. Curiosamente, hace unas décadas se empezó a transmitir a la sociedad y a los pediatras el mensaje de que ese tipo de intervenciones en niños tan pequeños eran prácticas primitivas y obsoletas, que producían en los bebés un sufrimiento totalmente innecesario ¿Cuál está siendo el resultado? Pues que hay muchos niños que tienen dificultades para tomar el pecho correctamente y necesitan ser alimentados con una carísima leche artificial que es suministrada por quién?… A pesar de que en todos los foros se recomienda la lactancia materna como la mejor alimentación para los bebés, siempre que sea posible, claro.

¿Qué es lo que está fastidiando y entorpeciendo algo este gran negocio? El uso de prácticas naturales, el cultivo y el consumo de plantas medicinales, frutas y verduras frescas y ecológicas, que produzcan semillas fértiles y que cualquiera pueda reproducir y cultivar en su casa, sabiendo que en ellas está la verdadera fuente de salud, que además es buena, bonita y barata.

El Ka´a He´ê, Yerbadulce o Stevia (Stevia rebaudiana Bertoni) es una planta vivaz de la familia de las Compuestas, nativa de la zona Norte de la región oriental del Paraguay, que desde tiempo inmemorial viene siendo utilizada por los indígenas de la zona como planta medicinal y edulcorante.

Tras numerosos estudios científicos, se ha descubierto que las hojas de la Stevia contienen varios glicósidos diterpenos como el Steviósido, el Rebaudiósido y el Dulcósido, entre otros, que le proporcionan un poder edulcorante 350 veces superior a la sacarosa que se extrae de la caña de azúcar, aportando 0 calorías.

Se ha demostrado que el consumo de esta planta es beneficioso para los diabéticos; induce la pérdida de peso, por lo que es útil contra la obesidad; favorece el funcionamiento regular del corazón, evitando arritmias; alivia los dolores reumáticos, es anticaries, antidepresivo, diurético, digestivo y antiácido.

Coca-Cola ha estado utilizando durante muchos años el aspartamo, un edulcorante artificial que produce una mayor adicción que los azúcares convencionales, curiosamente, durante esos mismos años la FDA prohibió en USA el uso y la comercialización de la Stevia, argumentando posibles trastornos neurológicos debidos a su consumo. Más tarde se demostró que el aspartamo tiene efectos cancerígenos, cosa que ya se venía sospechando desde hace tiempo, motivo por el que Japón, hace 20 años, obligó a Coca-Cola a sustituir el aspartamo por Stevia en la Coca-Cola Light. Incomprensiblemente, hasta 20 años después Coca-Cola no ha “descubierto” el “Santo Grial de los edulcorantes” (según palabras textuales pronunciadas en rueda de prensa) que es la Stevia ¡Qué casualidad! Pocos días antes, la FDA había autorizado el consumo de Stevia sin ningún problema. Coca-Cola, en alianza con Cargill, ha patentado diversos productos extraídos de la Stevia para 24 aplicaciones, y están haciendo investigaciones genéticas para que la planta produzca únicamente el glicósido con mayor poder edulcorante pero con menos propiedades medicinales, que es el Rebaudiósido.

Hace poco ha entrado en vigor una Directiva Europea que prohibe la comercialización de plantas medicinales cuyo uso no sea tradicional (habitual desde hace al menos 15 años), de manera que se da la paradoja que una Coca-Cola Light edulcorada con un producto patentado, copiado del que contiene la Stevia pero fabricado sintéticamente, puede venderse sin problemas, poniendo en la etiqueta sus efectos medicinales, pero sin embargo, no se pueden comercializar bolsitas de hojas secas de Stevia para infusión, poniendo en la etiqueta sus propiedades medicinales que, para más inri, son incluso superiores a las del producto sintético refinado, ya que las plantas son naturales y el cuerpo humano las asimila mucho mejor y con muchos menos efectos secundarios.

Otra planta medicinal, en este caso con un reconocido efecto contra la malaria, es la también compuesta Artemisia annua. Pues bien, el señor Bill Gates ha decidido dar 80 millones de dólares a quien consiga artificialmente la molécula sintética responsable de las propiedades de la Artemisia, porque no puede ser que los pobres de África y Asia se curen gratuitamente de la malaria con una plantita cultivada en casa. El remedio se lo tiene que proporcionar la bestia farmacéutica, y para ello hay que patentar un producto concreto. De modo que están a punto de conseguir, de hecho ya lo han conseguido, una molécula aislada a partir de la Artemisia, muy potente, pero que, al ser sintética y no actuar junto con el resto de sustancias naturales de la planta, el cuerpo no la reconoce. Va muy bien al principio, pero después van apareciendo resistencias y contraindicaciones en el ser humano. En cambio, si se toma la Artemisia, como tantas otras plantas, en estado natural y en las dosis adecuadas, las contraindicaciones prácticamente no existen, porque la misma planta te protege de las mismas.

Con las Kalanchoe (K. daigremontiana, K. pinnata y K. gastonis-bonnieri) sucede algo similar, parece probado que el consumo de sus hojas frescas previene el cáncer, pero como la bestia farmacéutica no ha logrado aislar una molécula responsable de dicho efecto, sencillamente se han abandonado las investigaciones y se ha tratado de ocultar el hecho, ya que las radioterapias, quimioterapias y todo lo que conlleva el cáncer son asuntos demasiado rentables como para que la gente los evite, así como así, simplemente teniendo unas pocas macetas con plantas en la terraza de su casa.

Pero resulta que ahí está precisamente la solución a las cortapisas legales que nos tratan de imponer, ya que, según la Orden SCO/190/2004, de 28 de enero, por la que se establece la lista de plantas cuya venta al público queda prohibida o restringida por razón de su toxicidad, no se pueden comercializar bolsitas de hojas secas de Tejo para hacerse una infusión (cosa no recomendable porque este árbol es muy venenoso, pero sólo es por poner un ejemplo), pero puedo comprar una planta de dicha especie para uso ornamental en cualquier vivero, sin ningún problema.

Otra planta comestible y medicinal que resulta muy decorativa por el color púrpura de sus hojas, es la Perilla o Shiso japonés (Perilla frutescens), una labiada anual con propiedades similares a las del Romero (Rosmarinus officinalis), pero con un mayor poder antiinflamatorio y antialérgico, debido a su elevada concentración de ácido rosmarínico, sobre todo en el aceite de sus semillas, aunque sus hojas frescas aportan un agradable y suave sabor agrio a las ensaladas y guarniciones para platos de verdura, pescado o carne.

Todas estas plantas las conozco, las cultivo en casa y las tomo, gracias a una asociación sin ánimo de lucro llamada “Dulce Revolución”, que está impulsada por “Slow Food Terres” de Lleida y que cada vez va contando con más voluntarios que cultivan estas plantas y dan a conocer sus propiedades, basadas en experiencias y testimonios individuales que se transmiten de boca en boca y vía internet ¡Gracias por abrirnos los ojos amigos!

La foto de arriba corresponde al secado de mi segunda cosecha de hojas de Stevia, que tengo en una maceta, en el jardín de casa ¡Es increíble el dulzor que proporciona la masticación de un pequeño trozo de hoja fresca! La infusión de sus hojas secas también es muy dulce, aunque al final deja un regusto ligeramente amargo que recuerda al regaliz y que a mí me resulta agradable, aunque parece que dicho retrosabor es la causa que está limitando el uso generalizado de esta planta como edulcorante saludable, hipocalórico e hipoglucemiante, y es en lo que se escuda la industria para aislar y sintetizar extractos artificiales que, puede que tengan un sabor más puramente dulce e intenso, pero a cambio hay que pagar un alto precio, como es la eliminación de una gran parte de sus propiedades medicinales, a parte de la gran injusticia económica y social que supone el lucrativo negocio que hemos comentado.

Al ver la foto de arriba, me ha recordado la imagen de una bandera, podría ser la bandera verde de la “Dulce Revolución” ¡Unámonos! ¡Revelémonos todos contra la industria farmacéutica y los gobiernos vendidos que la apoyan! Siguiendo el sabio ejemplo del visionario escritor Thoreau ¡Hago un llamamiento a la desobediencia pacífica y civil! La salud y el poder vivir en un medio ambiente limpio y sano son derechos fundamentales con los que no se puede jugar, ni mucho menos podemos permitir que sean pisoteados por la avaricia de los poderosos ¡Basta ya!

Resuena en el sombrero: "Talkin´ About a Revolution".- Tracy Chapman (Cleveland (Ohio), 1988).

martes, septiembre 27, 2011

YOU ARE NO TOREADOR!





Atención a la mezcla de nombres y procedencias: Resulta que hay un grupo musical que se llama “King of Prussia” (en la tercera foto), cuyos miembros residen en Barcelona, y que está liderado por un tal Brandon, nacido en Athens (Georgia, U.S.A.), ciudad de la que proceden los R.E.M., de los que hablamos en la entrada anterior, como consecuencia de su reciente separación.

King of Prussia hace un pop psicodélico que, a pesar de sus orígenes, suena mucho más británico que americano, en su primer disco “Shades of Hippiedom” hacían una parodia de lo que significa la vida “hippy” en el momento actual, y en su último LP “Save the Scene”, se han atrevido a sacar una canción titulada “Spain in the Summertime”, en la que dicen “You are no toreador” ¡Hay que echarle huevos, viviendo en Barcelona, con la que está cayendo! Si bien, la canción no habla de toros ni de otros tópicos del estío hispano, sino de un amor de verano imposible en nuestra soleada piel de toro y olé!

En fin, tampoco es mi intención entrar en polémicas sobre los toros, sólo quería sacar a colación a este curioso grupo, destacar las altas temperaturas que estamos teniendo en este veranillo de San Miguel otoñal, que en Cataluña ya no habrá más corridas de toros y que en San Sebastián se ha inaugurado la primera universidad de cocina: “The Basque Culinary Center” (sí, así en inglés, inaugurada por los Príncipes de Asturias, el Lehendakari y otras autoridades excepto el alcalde de Bildu… ¡Torero!). Realmente, Spain is different!

Resuena en el sombrero: “Spain in the Summertime”.- King of Prussia. (Barcelona, 2011).

viernes, septiembre 23, 2011

EL FIN DE LA FASE R.E.M.


Parece que fue ayer, cuando iba ojeando el “Ruta 66” en el autobús y vi la foto de cuatro chicos de Georgia con un aspecto bastante rústico y anticuado “¡Aaah pero estos son los R.E.M.!” Exclamé. Ya había escuchado su estupendo primer LP “Murmur” que me sorprendió porque en plena fiebre tecnopop y de oscura locura afterpunk (1983) ellos se atrevieron a sacar un disco repleto de sonidos acústicos que destilaban una serena lucidez, lleno de poesía que evocaba sosegadas imágenes campestres en color sepia, y claro, en aquel momento, pillaron a todos los críticos musicales a contra pie, seguro que pensaron “¡Ay va la hostia! ¿Y esto qué es? ¿Cómo llamamos a esto?”.

En aquel momento todavía no se había acuñado el término “Americana” y a alguien, al escucharles, se le ocurrió el calificativo de “Rock con raíces” (se sobreentiende que raíces folk o country), que unos años más tarde acabaría desarrollándose extraordinariamente y explotando en un sin fin de bandas, muchas de ellas con una gran creatividad y belleza musical.

Pero entonces los R.E.M. volvieron a sorprender, porque no eran unos chicos tan tranquilitos como parecía, sino que, en el fondo y como buenos sureños, son unos rebeldes e inconformistas irredentos, y ellos siguieron evolucionando totalmente a su bola, ajenos a todo tipo de modas e influencias, de manera que fueron avanzando en la aplicación de los recursos que les ofrecía la tecnología y adquirieron una imagen más urbana, cosmopolita y sofisticada, aunque nunca perdieron la esencia de un sonido caracterizado por la peculiar voz del carismático Michel Stipe (que con los años fue perdiendo su melena rizada), lánguidas armonías vocales y bellas melodías pop que, aunque sencillas y pegadizas, nunca cayeron en una excesiva simpleza y empalagosidad comercial. Recuerdo aquel genial “Shiny Happy People” que cantaron junto a la jovial Kate Pierson de los B-52.

Aunque a mi el que siempre me ha caído mejor del grupo fue el baterista Bill Berry, con esa cara de bruto noblote, enmarcada por gruesas cejas, que, curiosamente, nació en Duluth (Minnesotta), al igual que el gran Bob Dylan, aunque la banda siempre ha tenido su cuartel general en la pequeña ciudad universitaria de Athens (Georgia).

En fin, aunque su separación ha sido noticia en la prensa y los telediarios de todo el mundo, no podía dejar de dedicar unas líneas a este gran grupo que ha puesto banda sonora a buena parte de mi vida y cuya calidad y talento son innegables, aunque lo cierto es que se fueron alejando de lo que se considera Rock & Roll, como quizás ya presagiaban en esta canción:

Resuena en el sombrero: “Don´t go back to Rockville”.- R.E.M. (Athens (Georgia), 1984).

domingo, septiembre 18, 2011

GUERRERO NEGRO


Todos los años, las Ballenas grises migran desde las frías aguas de Alaska, en las que se alimentan, hasta la cálida bahía de Baja California (México), para dar a luz a sus crías. En el siglo XIX esto fue aprovechado por algunos barcos balleneros sin escrúpulos para dar caza a estos grandes cetáceos de los que se aprovechaba su carne y sobretodo su grasa como combustible para el alumbrado.

Uno de estos barcos balleneros fue el “Black Warrior”, que quedó encayado en una playa aislada por causas desconocidas, ya que aquel día no hubo ninguna tormenta, aunque se dice que se vieron extrañas luces sobrevolando la serena noche de la costa de Baja California.

Efectivamente, esa zona es famosa por los avistamientos de ovnis ¿No sería bonito que hubiese existido una historia de extraterrestres acudiendo al auxilio de ballenas en apuros?

En cualquier caso, como estamos en México, el lugar se llamó “Guerrero Negro” y en él, además de vastas playas desiertas de arenas blancas, también hay una enorme salina.

Este mágico lugar ha servido de inspiración para que el gran grupo mejicano contemporáneo de surf instrumental, Lost Acapulco, compusiese una no menos bella y mágica canción, incluida en su último y fabuloso LP “Los Obligados Racing Team”, el cual están presentando estos días de gira por España ¡No perdais la oportunidad de ver a este estupendo grupo en directo!

Resuena en el sombrero: “Guerrero Negro”.- Lost Acapulco (México D. F., 2011).

martes, septiembre 13, 2011

DOUGLAS



Estaba nervioso porque era mi primer trabajo y aquel día yo iba conduciendo el coche del jefe. Recuerdo que al poco de pasar el Puerto de Cotos, ya en la provincia de Segovia, mi jefe, muy excitado, de repente espetó: “¡Para el coche!”. Un poco asustado, aparqué como pude en el escaso arcén y mi jefe salió raudo del coche, se dirigió hacia una esbelta y extraña conífera y la abrazó, apenas alcanzaba a rodear su robusto y recto tronco con sus brazos, mientras exclamaba: “Tendríamos que plantar este árbol por todas partes”.

Más tarde me explicó que se trataba del denominado Abeto Douglas o Pino de Oregón , aunque en realidad no es ni un abeto ni un pino, sino un pariente lejano de las tsugas que tiene unas curiosas piñas colgantes entre cuyas escamas asoman unas estrechas y puntiagudas brácteas membranosas, su nombre científico -Pseudotsuga menziesii- quiere decir “falsa tsuga”, y es originaria del oeste norteamericano, donde hay dos variedades, la varidead costera, es un árbol gigantesco que comparte hábitat con otras coníferas aún mayores como las Sequoyas, si bien la que suele plantarse en algunas zonas de media montaña del centro y sur de la Península Ibérica se trata de la variedad continental que puebla la vertiente oriental, más seca, de las Montañas Rocosas, llegando por el sur hasta el mismo borde de los desiertos de Arizona, por lo que se adapta mejor a nuestros climas de influencia mediterránea, si bien, en España, sólo existen plantaciones de cierta importancia en La Rioja y en Navarra.

Algunos años antes, había escuchado la música de un grupo que incluía en su nombre la palabra “Douglas” y que también procedían de Estados Unidos, aunque algo más hacia el Sureste, concretamente de San Antonio (Texas), cerca de la frontera con México, se trata de “Sir Douglas Quintet”, grupo liderado por el afable y honesto melenudo con sombrero tejano DouglasDougSham, quien años más tarde formaría parte de los legendarios “Texas Tornados”. El colorido sonido fronterizo “Tex-Mex”, protagonizado por un potente órgano “Continental Vox”, influyó sin duda en que me decantase por tocar este instrumento cuando formamos “The Rescuers” a mediados de los 80.

Una de sus canciones más famosas es este “Mendocino”, en la que proclaman su devoción por un habitante especial de la ciudad tejana de Mendoza. No os perdáis al que toca las maracas que me recuerda aquella impagable secuencia del Lagarto en el vídeo de The Rescuers.

Resuena en el sombrero: “Mendocino”.- Sir Douglas Quintet (San Antonio (Texas), 1968).

jueves, septiembre 01, 2011

PINOS, ESPINOS, CATEDRALES Y PROCESIONES











A menudo, el matorral, sobretodo si es espinoso, es despreciado y minusvalorado, mientras que el paisaje ideal para la mayoría de la gente es un bosque abierto o adehesado, compuesto por grandes árboles maduros y con el suelo cubierto por un fino césped, lo cual sin duda constituye un ecosistema de gran valor y altamente productivo (leña, madera, corcho, miel, frutos y pastos con los que se alimenta una cabaña ganadera que genera productos de alta calidad).

Sin embargo, el matorral o los arbustos, con frecuencia son calificados como “maleza” y, por el contrario, está formado por especies en su mayor parte improductivas o de las que se obtienen pocos productos y, además, su presencia supone un incremento en el riesgo de incendios.

Debido a ello, los desbroces o eliminación del matorral son unas de las labores forestales más comunes en nuestros montes. Si bien, probablemente, nunca seremos capaces de desbrozar lo suficiente como para suplir los antiguos aprovechamientos que realizaban las gentes antiguamente para aprovisionarse de leña y apacentar a sus ganados en los montes.

No obstante, conviene recordar que el matorral espinoso brinda una valiosa protección a los retoños (brinzales) de los árboles que germinan junto a este, tal y como puede apreciarse en las cuatro primeras fotos de arriba, donde vemos como el regenerado del Pino laricio (Pinus nigra) prospera bajo la protección que le brindan las aulagas (Genista scorpius), los escaramujos (Rosa canina), los enebros (Juniperus communis) y los espinos (Crataegus monogyna).

Una vez superada la altura crítica (unos 2 m.) que les libra del diente y el roce de los grandes herbívoros, los Pinos laricios, salgareños o cascalbos crecen sin problemas, hasta alcanzar el majestuoso porte catedralicio, con pilares de corteza plateada, que se aprecia en la quinta foto.

Las acículas de este duro y bello pino son muy apetecidas por las orugas de la llamada Procesionaria (Thaumetopoea pityocampa), que suelen nacer por estas fechas de las puestas de huevos que colocaron cuidadosamente las mariposas hembra, formando unos característicos canutillos dorados que no son otra cosa que los huevos dispuestos en espiral alrededor de un par de acículas, finalmente recubiertos por las escamas doradas de su abdomen.

Nada más nacer (ver sexta foto), las diminutas orugas empiezan a roer las acículas de las que se alimentan, dejando en el extremo de los brotes de los pinos unos característicos mechones de color pajizo. Más adelante, a medida que crecen y van mudando la piel (hasta 5 veces desde septiembre hasta marzo), los daños van siendo mayores y las colonias de orugas fabrican unos bolsones de seda blanca que les sirven de refugio donde pasar las frías noches invernales. De manera que, en unos pocos meses, pueden llegar a defoliar completamente los pinos (ver séptima foto), si bien esto no suele producirles la muerte, sino que la inmensa mayoría de los árboles rebrotarán sin problemas a la primavera siguiente.

Conviene recordar que la Procesionaria es un insecto autóctono, con el que nuestras especies de pinos llevan conviviendo millones de años, por lo que hay todo un ejército de seres vivos (principalmente otros insectos, aves y hongos) que se alimentan fundamentalmente de este lepidóptero, en sus distintas fases de desarrollo (huevo, oruga, crisálida y mariposa adulta). En la octava foto podemos ver las crisálidas del taquínido Phryxe caudata (pupa pequeña de color marrón rojizo) y del sírfido Xanthandrus comptus (pupas blanquecinas), en el interior de un bolsón de Procesionaria, ambos dípteros están especializados en la predación de sus urticantes orugas. Mientras que en la novena foto vemos una puesta que ha sido parasitada por el himenóptero calcídido Baryscapus servadeii, una diminuta avispita de menos de 1 mm de longitud, cuyas larvas se desarrollan dentro de los huevos de la Procesionaria, dejando esos pequeños orificios circulares al salir.

Otros habitantes comunes en nuestros pinares y que, al alimentarse de piñones, también producen ciertos daños, son la Ardilla roja (décima foto) y el Piquituerto, que, sin embargo, al tratarse de animales superiores vertebrados, vistosos y coloridos, caen mucho más simpáticos a la gente que los insectos ¡Es natural!